domingo, 29 de mayo de 2011

CORREGIR, CAMBIAR Y HACER


CAMBIAR LO MALO, Y HACER…

j. Osiris mota. 29 de Mayo, 2011


Ante todo, es necesario saber que es sociedad y cual es el objeto de la moral social; mas para saber cual es el objeto de la moral social, hay que saber primero que es la sociedad. Hostos.


Cada día nos despierta la urgencia, que nos invita a olvidar la tragedia que vivimos, porque se avecina una tan comprometida con el caos que nos hiere las esperanzas. ¿O acaso no es una tragedia las Drogas en las escuelas, el cólera diezmando más los ejércitos de pobres y la amenaza del dengue que vendrá con las lluvias, no solo a alimentar la cosecha ni hacer parir la primavera en Barrios donde carecen hasta de higienes, por no tener educación ni ocupación, con una férrea voluntad a la aravalisacion?.


Meses vienen y van en una discusión bizantina por no incrementar un salarios que más parece una dadiva mojigata de los empresarios a los que construyeron sus mansiones y deben su bienestar, para seguir explotado y carente, sin entender que cada mísero peso que le llegue a sus manos, será para adquirir los bienes y servicios que ellos mismos producen.


Y mientras un gran porcentaje de dominicanos carece de trabajo, de salud, de bienestar, porque el presupuesto no es suficiente y los niveles de desarrollo del país no están en capacidad de producirlo, nuestro congreso aprueba prestamos a diestra y siniestra para las megas obras que no redistribuyen en mano de obras ni bienes, ya que traen todo lo necesario del país de origen de los prestamos que tendremos que pagar con intereses y comisiones muy altas, aun no tengamos para sanar la pobreza.


Y para celebrar el día de las madres, los honorables diputados se reparten de los impuestos, la mega suma de 125 millones para repartir regalos el día de la madre, como lo hacen en navidad, sin que ninguna de estas acciones vaya en la vía correcta de resolver algún problema fundamental de nuestra sociedad. Y me pregunto si será la recompensa de levantar manos sin mirar las propuestas.


Pese a la ilusión que vemos en las calles, con mejores avenidas, edificaciones modernas, túneles, por donde corren autos todo terreno de los más caros quemando divisa, muchos viajes, con champagne y fiestas, pese a todo, Aquí faltan muchas cosas fundamentales. Y cada vez se deterioran nuestros valores, tan rápido como pasa un cometa, o las buenas noticias. Y nuestros líderes en su gran mayoría y de todos los colores, están empeñados en reforzar sus posiciones, incrementar sus bienes y amarrar voluntades insolventes a base de migajas y demagogias, marchitando las esperanzas.


A veces me siento impotente porque no tengo el valor de vengar la conciencia, hacerla reventar en las mentes de nuestros traficantes de ilusiones, que se apoderan de todo sin la menor idea de cómo se producen los recursos y menos el sacrifico de organizarlo para que sirvan de vía eficiente a todos los ciudadanos decente. Y esta es la realidad, de la que nos será difícil escapar con estos dirigentes flácidos, infantiles, incapaces, entreguista y nada consciente, porque solo saldremos de la inercia cuando el caos y la anarquía rompan el equilibrio complaciente, o que brote de esta vulgaridad de democracia, alguien con valor de entender y hacerse entender de lo que conviene, antes que las masas reclamemos de mala manera

sábado, 21 de mayo de 2011

LA POLITICA DEL CAOS.


J. Osiris Mota. 20 de Mayo, 2012.

Transitando caóticamente por la avenida 27 de Febrero, me coloco bien para doblar a la izquierda en la Calle Caonabo. Estoy en la línea del frente, el semáforo en rojo, pero pese a ello varios conductores se arriesgan y arriesgan la vida de otros, ignorando el pare.

Cambia el semáforo, y se arma el caos, porque los vehículos colocados a la derecha, por la línea de seguir derecho, impiden que los colocados correctamente puedan avanzar. Cuando logro dar el giro a la izquierda, me encuentro de frente con un autobús de pasajeros, que ante mi desaprobación, recibo insulto y amenaza del chofer y el pícher. Una escena que se repite en toda nuestra geografía.

Nuestros políticos, en su gran mayoría, al parecer se creen que son eternos y necesarios para la existencia misma y si bien es cierto que la democracia es la batea donde se bañan, bien sabido es que la misma se satura y se voltea, revoloteándole la vida a todos.

Muy folklórico verlos en los barrios más pobres, besando viejas y cargando muchachitos, desde regidores hasta senadores, desde alcaldes hasta presidente, y después usted no sabe para que sirven, hasta las próximas elecciones cuando vuelven con las mismas promesas para el montón de cabezas huecas, y fundillos rotos que lo alquilan sin penas y menos glorias, su decisión miserable por una funda de mierda.

Nuestra burocracia es cara y mala, y nos pesa a quienes pagamos impuestos. En el congreso, no se leen bien los proyectos, no tienen tiempo para creerse los más valorados ciudadanos, que irrespetan a los contribuyentes y a ellos mismos porque nunca prestan atención ni siquiera a sus propios compañeros de fortuna y tradición.

Que lastima decir que no podemos sentirnos bien y menos orgulloso, porque usted no encuentra una sola institución que funcione con métodos eficientes, claro, y transparente y ni siguiera que lo intenten, para hacernos creer que podemos alimentar esperanzas.

Algo debemos hacer, porque no sé cuando estallara la burbuja o por cansancio o por tanto joder, porque lo grave es que no será por conciencia, ya que los malos se han robado la cosecha de sueños, y nos han dejado sin utopía, para ver conscientemente, el mejor camino a seguir para construir una mejor sociedad de derechos y deberes, porque una buena mayoría, está en la vocinglería, esperando el tuno para cosechar, lo que una partida de aventajados tiene secuestrado.

Esto duele más aun cuando somos impotentes, y nos ha ganado la rutina cotidiana que nos envuelve acotejándole la almohada a los forajidos pretendiendo que nos ayuden a subir a la cima del erario para que luego les sirvamos de centinela a sus capitales mal habido. Hasta ahora, es lo que ha sucedido, desde que tengo memoria y aprendí a escuchar los cuentos y amontonar las esperanzas.