martes, 6 de julio de 2010, 11:14 a.m.
Nuestra sociedad adolece de muchos males. Alguno tan viejo y tan enraizado en nuestra cultura, que a veces percibimos la imposibilidad de librarnos de ellos. A tal punto que en ocasiones somos conformistas y pasamos a la justificación y práctica con facilidad.
La corrupción y el clientelismo populistas de nuestros partidos y gobiernos, son uno de los fardos más pesados que cargan los hombros de la economía de la nación, lo que necesariamente frena el desarrollo y la institucionalidad, impidiendo una mejor efectividad en el combate de la pobreza.
Juan Bosch, un político de estatura moral inigualable, comprometido con sus principios, sabía que como origen, quien no conocía sus errores estaba condenado a repetirlo, y por ello en su segundo intento de crear una organización que nos libraras de los males que arrastramos, creo El PLD, con una concepción y estructura política fuera de seria, que negara de los vicios pequeños burgueses, en base al estudio y el conocimiento de la sociedad y sus males, con prácticas políticas liberadoras.
El PLD, asume con responsabilidad los cambios en su primer gobierno, luchando contra la práctica de nuestros aliados Balagueristas, que termino contaminando las mentes de una buena parte de nuestra dirección, y terminamos asumiendo y a veces hasta percibo, fortaleciendo las estructuras de los vicios que nos impiden terminar la obra de Juan Pablo Duarte y de Juan Bosch.
Las Nominillas se han convertido en una espina que el gobierno no tiene razones ética para dar una explicación. Eso es malo, porque además de que se despilfarra los impuestos, se le está haciendo daño a la dignidad del ser humano, cuando recibe algo por nada, si podríamos articular tantas acciones positivas, sin necesidad de eliminar la ayuda económica que resulta ser.
Podemos tener esa circulación económica que beneficia al mercado, pero es necesario que les demos una justificación con acciones reales frente a los votantes, que se convierta en ayuda al empoderamiento social de nuestros ciudadanos.
Antes existían las ayudantías que se encargaban de mantener las carreteras limpias por tramos, donde podemos tener muchos campesinos con algunos ingresos, constituyendo brigadas, haciendo labores favorables, que irán en beneficio del mismo Estado, embelleciendo y protegiendo las carreteras del país y hasta arborizándola convenientemente.
Asimismo, podríamos tener en las ciudades en servicios múltiples a esos nominillados como en labores sociales, en los barrios, calles, escuelas, y espacios públicos. Pero cada persona que reciba un pago del Estado debe tener una obligación y deber con la ciudadanía que paga sus ingresos a través de los impuestos.
Daña a las personas recibir lo que no ha ganado de ninguna manera, lo convierte en vagos, en oportunistas y tal vez en delincuentes, y el Estado debe hacer todo lo contrario de cara al futuro, de una sociedad con valores, con deberes y derechos, que aprenda a levantarse y librarse poco a poco de los vicios y males que nos desaceleran el desarrollo.
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