miércoles, 7 de octubre de 2009

SIN PLANES NI ACCION, NUESTROS MALES NO TENDRAN FORNTERA

J. Osiris Mota
martes, 6 de octubre de 2009, 05:15 p.m.


Fue muy preocupante para nosotros ver en la prensa del pasado domingo, que en la frontera oeste de nuestro país, se están cerrando escuelas por falta de alumnos, debido a que las familias dominicanas están emigrando a lugares diferentes.
Sostengo que muchas de esas familias emigran porque se ven amenazadas por la inseguridad social y económica, y básicamente por las amenazas de los cuatreros que les roban su ganado y su cosecha, haciéndolos cada vez más pobres y desamparados.
Esa situación me hizo recordar de nuevo la devastaciones de Osorio; cuando hace más de 2 siglos se provocó la desaparición de algunas de las ciudades ubicadas en la parte occidental de la Isla, y en cierta forma se contribuyó al origen de la hoy república de Haití.
En las últimas décadas gozamos de una democracia con gobiernos legítimos; sin embargo todavía no han demostrado capacidad para controlar y manejar adecuadamente el desarrollo de nuestras fronteras, quedando éstas a merced de la pobreza, la delincuencia y del narcotráfico, entre otros males no menos impactantes.
Esta situación planteada en términos simples, expresa un cierto grado de dejadez e irresponsabilidad por parte del Estado Dominicano, quien debería velar permanentemente no solo por la defensa del territorio nacional, sino también por el desarrollo armónico de la nación Pero tenemos también frecuentes denuncias sobre la tala indiscriminadas de árboles, tanto para pequeños sembradíos como para la elaboración de carbón destinado a la cocción de alimentos.
Con estas actuaciones estamos matando lentamente, como si fuera un cáncer, al país que nos ha dado la vida y nos ha visto crecer. Y lo peor de todo es que en estas atrocidades participan no solo manos dominicanas sino también manos procedentes de nuestro vecino país de Haití.
Es obvio que el Estado Dominicana carece de una política de migración, de frontera, y de comercio con los vecinos. El Estado no puede continuar de brazos cruzados ante esta situación.
La frontera debe ponérsele atención. El territorio dominicano debe defenderse ahora, antes que tenga que ser a sangre y fuego.
Los que tuvimos la oportunidad de escuchar al Profesor Juan Bosch, cuando nos repetía con vehemencia en sus tan necesarias charlas educativas: “no hay problemas pequeños”. Los problemas pequeños si no son atendidos oportunamente se convierten en grandes y despues son de más difícil solución. Mano a la obra, dominicanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario