sábado, 15 de agosto de 2009

Sembrando cruces en el camino

J. Osiris Mota perspectivaciudadana.com


Hemos insistido mucho sobre el tema de las muertes por accidentes de tránsito y no es mucho abundar si cada vez es más grave la situación, como lo demuestran las victimas del desorden que impera en calles y avenidas, carreteras y autopistas.

El principal titular de El Caribe de este lunes 27 dice: "Perecen 5 de una familia en choque".
Cuando leemos el contenido completo resulta que la conductora tenia 5 meses de embarazo y nada se habla de esa vida que no se cuenta entre las victimas de este trágico accidente ocurrido el domingo en El Pino de La Vega.

No será fácil para esa familia de sobrevivientes superar ese trauma de 6 miembros que han perecido en un solo trágico evento, por demás evitables.

Son muchos los ciudadanos que pierden la vida en carreteras y calles de nuestras ciudades, tal vez más de las que mueren en una guerra civil o entre soldados de diferentes naciones diariamente. Pero sólo recordamos y hacemos opinión escandalizada cuando son catástrofes como esta o apellidos muy sonoros los que mueren.

Pero a nadie le está importando la causa mayor de muertes de los dominicanos, como son las causadas por accidentes en nuestras calles y carreteras. ¿Qué hacen nuestras autoridades para reducirlos?

Tenemos muchas instituciones; a éstas súmense los ayuntamientos que interactúan o debieran, para controlar, dirigir y mejorar las condiciones del transito del país, pero debiéramos ahorrarnos toda esa burocracia y gastos, porque cada vez las cosas están peor. Nadie hace nada, menos aún el sector privado, quien brilla por su ausencia.

Lo grave del caso es que, de la misma manera que se deterioran las calles y las carreteras, también se deteriora la moral, la disciplina y el valor de la vida, lo que se convierte en una espiral envolvente, con situaciones como:


* Doble parqueo en calles muy transitadas y parqueo indebido.

* Vehículos y materiales de construcción, talleres etc. ocupando aceras.

* Vehículos transitando en vía contraria.

* Vehículos transitando sin placa, sin luces, y a veces sin neumáticos adecuados.

* Choferes sin la más mínima prudencia ni conocimiento de las leyes del tránsito.

* Policías que no asumen o no conocen sus responsabilidades.


Aveces pensamos que las autoridades pasan tanto tiempo fuera de las calles de nuestras ciudades que no se dan cuenta de la situación, por lo que: ojos que no ven, corazón que no siente.

Pongamosle más atención a la situación del tránsito; es urgente y conveniente que valoremos la vida de los ciudadanos y la economía, porque para ello luchamos por el poder, para corresponder a los deseos de los ciudadanos y merecer su confianza.

No basta asistir a la iglesia, también debemos rezar.

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