"Vivir felices, todos lo quieren, pero andan a ciegas tratando de averiguar que es lo que hace feliz una vida;
y hasta tal punto no es facil alcanzar la felicidad en la vida que, cuando mas apresuradamente se dejan llevar hacia ella, tanto más se alejan si se desvian del camino."
SENECA.
Mientras fuimos la oposición, todos apoyamos y procurábamos más recursos para educación y estábamos tan consientes que a Balaguer no le interesaba despertar al pueblo, cosa que favorecían sus planes macabros de perpetuarse en el poder a través del voto cautivo de las masas ignorantes.
Recuerdo a los militantes del PLD, a los del PRD, de la izquierda, pidiendo mas dinero para la educación; por un presupuesto mayor para la UASD, y para todo lo que satisficiera nuestros sueños revolucionarios de liberación de las masas de la ignorancia y otras tantas divagaciones de nuestros años de juventud. ¡Qué buenos tiempos utópicos!
Cuando los perredeistas lograron ascender a la administración del gobierno dejaron todo igual y tal vez para la población no lograron conquistas importantes en su beneficio, ya que prefirieron volver atrás, con la derecha encabezada por Joaquín Balaguer, encontrando intactas sus estructuras de poder.
Desde el 1997 contamos con una ley que manda invertir el 4% -como mínimo- del Producto Bruto Interno para la función Educación y, siendo el PLD un partido de liberación fundado por el maestro Juan Bosch, los peledeístas no tenemos justificación para no cumplir con ese mandato, de poner la educación en condiciones que favorezcan la formación de un hombre nuevo con capacidad de competir por un mundo mejor y menos pobreza.
El presidente de la República dice que no es un asunto de dinero si no de filosofía, pero Ligia Melo, ex secretaria de Educación, dice que tal filosofía existe. Y nosotros agregamos que existe la necesidad de construir y reconstruir más de 15 mil aulas en todo el país, y ello no se logra con filosofía, sino con dinero y con una buena administración para que rindan más los escasos recursos que constituirían el 4% de nuestro PBI.
También fuera de cualquier cambio que tendríamos que hacer a la filosofía educativa, necesitamos elevar el nivel de formación de nuestros maestros y mejorar sus condiciones de vida, cosa que no se puede hacer sin dinero y sin un poco de voluntad.
El gobierno tiene la obligación de hacer un esfuerzo por elevar la calidad del contenido de la educación, del lenguaje, de las matemáticas etcétera. Pero también son muchas las necesidades de los planteles. Son muchos los recintos educativos que no cuentan con las condiciones mínimas de calidad para que nuestros niños reciban una educación adecuada. Todo esto se hace con dinero y voluntad.
El 4% no es una cifra tope; simplemente es el mínimo requerido por ley. Y si hoy tenemos dificultad y falta voluntad para llegar a este monto, no tendremos la necesaria para invertir los montos que en realidad demanda una educación conveniente ante la competencia del mundo global, lo que pone y mantiene en desventaja a nuestra juventud para obtener buenos empleos, mejores resultados y buen desarrollo. Eso, más que todo, me preocupa, porque con esta visión tan estrecha no podremos ganar la batalla contra la pobreza.
La sociedad está tomando conciencia de su papel y los ciudadanos se están sumando a este legítimo reclamo, que no tiene bandera ni colores, más que nuestra propia bandera tricolor, que nuestro himno manda a levantar con nuestra frente con honor y emoción, y muy mal harían nuestros políticos y líderes sociales, no sumarse a este clamor nacional por una mejor educación.
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