J. Osiris Mota
19 de Enero, 2010
Para los que no saben o han olvidado, Haití fue el producto de los errores de España y el gobernador Osorio que ordeno devastar la parte oriental de la Española en 1605-1606 por no tener la capacidad de controlar el contrabando de mercancías por esa vasta región.
Los franceses fueron ocupando la zona dando como resultado, que en 1697 mediante el tratado de Ryswick, se aceptara por primera vez el reconocimiento de la división de la isla en dos: Santo Domingo y Saint Domingue. Esas razones dieron origen a la existencia de las dos naciones que hoy compartimos la isla.
Desde allí acá, solo dolor y sufrimiento han padecido los haitianos, aun y a pesar de que gobernaron por un buen periodo, la isla completa, hasta la independencia nuestra de 1844.
Al igual que nosotros, tuvieron dictaduras prohijadas por E.U.A. y sucesivos gobiernos despostas que solo contribuyeron a saquear las riquezas naturales sin que tuvieran la decencia e inteligencia de empeñarse por lograr conquistas en el campo de la salud y la educación, más que dejar sus heridas abiertas que sangran a borbotones cada vez que un fenómeno social o natural nos cae encima.
Hoy la pobreza, la falta de educación y de un buen sistema de salud, sumado a la ausencia de un Estado, son las razones para que el Terremoto 12.01, sea tan catastrófico ahora y por el resto de sus días, ya que no cuentan con una estructura social, que pueda organizarse ni para enterrar a sus muertos, ni curar y alimentar a sus heridos.
Antes que los haitianos terminen de reponerse, si es que los demás países le meten sus manos, son muchas las miserias sociales que veremos, producto del caos, la falta de organismos de una sociedad civilizada. La falta de valores que han sido diezmados por la pobreza y el abandono.
Las clases dominantes de Haití, podrán vivir añorando su país fuera de sus tierras, pero nunca podrán alcanzar la felicidad y la tranquilidad para educar a sus hijos en la tierra que le vio nacer, y tendrán que vivir con la culpa de no haber hecho lo suficiente para tener un pueblo con menos carencias, con educación, con salud, o con los mecanismos para encontrar el camino.
¿Acaso no es este un buen ejemplo para nuestra clase Dominante, para nuestra clase política?
¿Acaso no tendremos que contar la historia de la isla diferente a partir de esta tragedia social que nos viene encima?
No esperemos que caiga sobre nosotros la catástrofe, que por mas devoto que seamos de la virgen de la Altagracia, solo el amor que nos tengamos a nosotros mismos y al prójimo, nos hará mas liviana la carga, porque deberemos sumar parte de los vecinos sin tener al costado un tronco para arrimarnos. Estamos a tiempo para actuar.
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