No es el Modelo, son los actores…
J. Osiris Mota | perspectivaciudadana.com | 31-10-2010
Hemos escuchado hablar mucho de la necesidad del cambio del modelo económico. Pero queda tan confuso el tema, que me parece que se trae a colación por moda, que solo hacen aburrir y ridiculizar las posibles soluciones que podríamos tener para los problemas que el agotado modelo económico nunca ha intentado resolver, porque es un asunto de voluntad de los actores, más que de forma.
Ahora, si sabemos y comprendemos con claridad cuales son los problemas que la sociedad sufre, que podemos y debemos resolver, no solo el modelo económico, son muchas cosas que se podrían seguir repitiendo después de la euforia propagandista y demagógica de los enunciados y empapelados, si no cambiamos o no tenemos la voluntad política de cambiar para beneficio de la ciudadanía, o sea, de los votantes que tanto aprecian los políticos, o consumidores para los empresarios.
Nuestra sociedad sufre de una gran pobreza, donde hemos detenido el ascensor social, que condena por generación a las familias a vivir en la pobreza y ver sufrir la misma consecuencias a sus hijos, nietos y bisnietos etc. sin que puedan ya ni siguiera sonar con ser empujado fuera del circulo de la pobreza por uno de sus descendientes, en una ola de perseverante esperanza social.
Es por ello que necesitamos que los políticos de nuestra generación, piensen seriamente como van a enfrentar estas circunstancias, no por el modelo mismo, sino enfocado en romper la trampa que condena a tan amplios sectores a vivir en condiciones tan deplorable. Y si podemos, porque la Nación es capaz de producir los bienes y servicios para salir adelante, solo nos faltan los políticos, los lideres con la actitud la aptitud y el valor necesario para pretender preñar la primavera.
Lo malo es que no sería ya por bondad, y menos por conciencia que expresábamos en nuestros años de luchas universitarias, seria ya una necesidad para lograr mantener los privilegios y la paz, ya que el crecimiento de la pobreza está poniendo en peligro el sistema democrático de la Nación, donde el caos, el desorden y la arrabalizacion se estan adueñando de todo el cuerpo social, como un cáncer que nos tragará sin misericordia y que cada vez tendremos menos opciones y menos ventanas por donde salir, como el caso haitiano.
Solo nos estamos asombrando de la cadena de sucesos que escandalizan la cotidianidad, y nos mantenemos pasivos como en espera de los milagros que se desvanecen en nuestros sueños de humo, mientras nos acercamos mas a la quiebra del orden del equilibrio necesario para seguir la explotación del trabajo organizado y la creación de riqueza con su disfrute pertinente. Solo debemos dar una mirada a la historia reciente de Haiti. Ella además de acelerarnos la incertidumbre es nuestro más claro espejo del destino.
Una buena parte de nuestros políticos, han perdido la sensibilidad social que aprendieron conviviendo en los barrios con la población común, hoy recorren los pasillos de los aeropuertos y tiendas lujosas de Manhattan o Europa, sin percatarse que la pobreza de la Nación no solo está en sus mesas, también en su educación, en su salud y en su misma y azarosa cotidianidad. ¿Y qué estamos haciendo?
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