AYUDEMOS EL DISCURSO CON LAS ACCIONES
J. Osiris Mota. 4 de Junio, 2011.
Cuando nos mostramos muy ansioso por las cosas, perdemos el sentido de nuestra personalidad y nos dejamos arrastrar por las circunstancias sin tomar muchas veces en cuenta la razón y un buen comportamiento que nos haga merecedor de admiradores o por lo menos de imitadores, cuando podemos influenciar las cosas que pretendemos sean los patrones a seguir en el buen equilibrio de nuestro entorno. El afán por riquezas, lleva a muchas personas a desnaturalizarse y más en una sociedad que se empeña en el consumismo a mansalva.
Leí en un interesante libro una recomendación de Epíteto, fundador de la escuela de filosofía estoica, que debemos comportarnos como en un banquete. Llega a ti algo que van pasando, extiende la mano y sírvete moderadamente. Pasa de largo, no lo retengas. Aun no viene: no exhibas tu deseo y tu espera hasta que llegue a ti. Así con tus hijos, con tu mujer, con los cargos con la riqueza. Y algún día serás digno de participar en el banquete de los dioses. Y si no te sirves de lo que te ofrecen, sino que lo desprecias, no solo participaras del banquete de los dioses, sino también de su poder.
El mundo de hoy, nos obliga a consumir, porque ese es el patrón del mercado, y no se es feliz si no logramos obtener las cosas de moda, y es lo que mueve el capital, sin darnos cuentas que realmente son felices los dueños que son los que en definitiva se quedan con la última gota de sudor de cada uno de nosotros. Pero somos presa de ese juego, y hemos ido aplastando las costumbres, los principios y valores por obtener riquezas fáciles para poder obtener los bienes y servicios que nos ofertan. Hasta ver como alguien es capaz de vender parte de sí mismo para lograr un objeto que no está al alcance de sus posibilidades económicas, y por lo cual solo obtendrá una satisfacción efímera.
Para muchos, la política en nuestras naciones, donde no tenemos reglas, transparencia y mucha impunidad, se ha convertido en la escalera para asesar a todos los bienes inimaginables que hasta ahora habían sido delegados a las clases oligárquicas y empresariales, a base de la corrupción, y negándole a la ciudadanía las oportunidades que ofrecen en sus campañas, de resolverle los problemas con los magros ingresos de sus impuestos. Y para lograrlo, usan todas las artimañas para colarse al banquete del poder.
Es preciso reclamar de nuestros políticos, que se comporten y den muestra de que honraran sus discursos. Y lograr lo mismo con sus seguidores más cercanos, para que actúen en consonancia con las consignas que enarbolan para lograr una mayor credibilidad de los votantes, que de por sí ya están harto de que los engañen procesos tras procesos, sin que ni siquiera obtengan un mea culpa de los desfalcadores. Honremos nuestras palabras, nuestras ofertas, ya es tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario